domingo, 14 de septiembre de 2014

Se siente el olor a 18

Olor a asado en las calles, banderas pendiendo de los postes y en una que otra casa, en los capó de los autos, en los negocios. El cielo azulado, los cerezos en flor, las aves cantando. Ya estamos entrando en la semana del 18. Ya se nos han ido tres cuartas partes del año y comienza la recta final.
     El viernes, luego de clases me llegó un whatsapp, deseándome una felices vacaciones de Fiestas Patrias. ¡Dios mío!, si en mi colegio tenemos clases lunes y martes, y para más remate, tengo pruebas esta pequeña semana, mientras todos los demás disfrutarán en sus hogares, durmiendo hasta tarde y sacando provecho de una linda semana de descanso, sin si quiera agradecer a cuantos héroes nos brindaron estos dos días pintados en rojo en nuestros calendarios, y a los queridos honorables que fomentando el chilenismo, nos ceden la semana completa legalmente, si el 19 cae jueves o el 18 martes. 
     Este miércoles, por lo demás, se realizará el típico desfile de Fiestas Patrias, en donde todos los colegios gozan de su minuto de fama al pasar frente a las autoridades y flashes de cámaras y las aglomeraciones de gente, pues aquel día, el pueblo completo se paraliza en pos del acto cívico. Para mí, ha sido siempre un honor desfilar, pues me gusta. Desde quinto básico y hasta octavo, comencé a desfilar como miembro de la Banda Escolar de mi colegio básico, y al llegar a la enseñanza media, pasaría algo similar, pero no duré más de una semana en aquella banda. Ahí fue, en 2012, cuando volví a desfilar con el común de mis compañeros, y ahí fue, además, la última vez. Siempre he sido "apartado del rebaño". No sé si me guste, pero me he acostumbrado. Tanto así, que si no me apartan, me puedo apartar yo mismo. En segundo medio, es decir, el año pasado, fue la muestra más fehaciente de esto, ya que, como Presidente del Centro de Alumnos, desfilaba tras los directivos y delante del primer escuadrón de alumnos, sólo, como un dedo y sin saber muy bien qué pensar, porque hasta cinco minutos antes, estaba en medio del último escuadrón, hasta que me "apartaron".
     No es bueno apartarse del rebaño. Cuando hay que trabajar en equipo, me veo incapacitado a compartir tareas con los demás: las tareas de liderazgo, que acostumbro a llevar, pues soy mi propio líder, y creo que siempre debe haber uno, pero sucede que hay más personas con esta "cualidad" de líder, y cuando se encuentran a la hora de tomar decisiones, se producen roces. Por ello es que los supuestos "líderes" suelen verse solos, y cuando están acompañados, lo hacen de personas con un nivel de liderazgo menor, para poder influir sobre ellos.
     Ahora, creo yo, que cuando una persona tiene, o cree tener este supuesto "liderazgo", no necesariamente va a triunfar, pero sí va un paso adelantado en la senda del triunfo. El temperamento y la llegada a los demás, el poder de convencimiento es lo que sirve. Si tienes el poder persuasivo de convencer con buenos argumentos a los demás y una capacidad comunicativa, que se crea con la práctica del diálogo y trabajo en conjunto con los demás, es decir, el trabajo en equipo, tienes una vía al triunfo con doble vía, para que puedas adelantar a los otros: los de temperamento imponente. Aquel de mal genio que anda 'pateando la perra' y retando al mundo que no le sirve de ayuda. Busca elementos que puedan conformar un buen equipo para lograr su objetivo y los que no, los desecha; en cambio, el primer prototipo que expongo, el 'buena onda' utiliza todos los elementos que hay, y en vez de desecharlos, o les busca otra utilidad, o los capacita en lo posible.
     También hay un tercer tipo. El que aún está aprendiendo sobre cómo es el liderazgo, que no le gustan las ideas de los demás, pero que no sabe imponer la propia y no quiere decirse mejor que el resto de su equipo, entonces aplica la tolerancia hasta el punto que puede, pero siente en el interior una cierta voz de reconocimiento por lo hecho. Lo bueno, es que sabe acallarla, aunque igual a veces se inflama su ego y la humildad no alcanza para extinguir por completo tal incendio.
     Me considero en el tercer tipo y me doy cuenta de cuánto cambié el tema de mi entrada. Puedo dejar mi reflexión sobre el liderazgo como un largo paréntesis y continuar concluyendo el tema inicial.
     Es bueno aferrarse a las raíces y costumbres de nuestro Chile lindo y conservar la identidad chilena. Chile, nuestro queridísimo país, es demasiado rico en el sentido de costumbres, de tradiciones, y todo lo que entra dentro del gran concepto de cultura. Eso queremos rescatar con el proyecto "Mi País en la Mochila" con el que participamos del Torneo Interescolar Delibera. Para poder rescatar la cultura, la inclusión y respeto a las diversas culturas, tradiciones, etnias; pero por sobre todo al chilenismo propiamente tal.
     Queda pendiente para otra columna, entrelazar el tema del 18 con el romanticismo, y creo que ya sé cuál será el puente de juntura: el copihue. Qué hermosa flor y cuántos sentimientos me produce sólo verle. Por ahora, termino luego esta entrada. Esta entrada que no tiene mucha concordancia interna, que no cumple con lo que pensaba escribir ayer, que no refleja lo que quería escribir cuando la comencé y que cambió abruptamente a una "reflexión" debido a una discusión. Esta entrada que sólo demuestra que quiero decir tantas cosas a la vez, y debo limitarme a hacerlo en orden. Podría internarme en el fluir de la conciencia, pero bah... Por ahora termino luego esta entrada.

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