viernes, 7 de noviembre de 2014

Vuelvo al verso, vuelvo a la rima

Un tiempo pasé sin publicar, pero debo yo continuar. No podía dejarse ausentar la obra que voy a presentar:

Me dan ganas de escribir tanta poesía,
motivado por el clima y el amor que llego a sentir,
mis emociones, mis motivos,
mis penas y alegrías,
debo expresarme de este modo
y ser feliz.

     Surge a modo de introducción, en que se presenta una intención: escribir poesía; una motivación: el clima y el amor, que era un clima de lluvia, pero esa lluvia de verano. En Panguipulli, sucede que en medio del calor del verano, viene una semana (o más o menos) de fuerte lluvia como pleno julio, y ésto lo escribí en esa semanita de lluvia, en que me encerré en la casa a llorar con letras una pena estúpida de un amor inexistente. 

Me dan ganas de escribir tanta poesía,
motivado por tu ausencia y mi incertidumbre de quién eres;
llorando la partida de alguien que no sé;
llorando los abrazos que no dí, por no tenerte;
llorando los besos que no dí, por no tocarte;
llorando las caricias que no dí, por no verte;
llorando por las noches, tu fría ausencia junto a mí.

    Lloro a alguien que jamás estuvo, que jamás conocí, que jamás toqué, ni vi -ni si quiera a lo lejos- ni nada. Tan sólo sabía que existía, aunque vaya que lo dudé. Camila fue unas semanas muy lindas, como un neo amor por correspondencia. En ese sentido, creo que las redes sociales entregan demasiadas "realidades virtuales" perjudiciales para la integridad humana, más aún de un adolescente, en el aspecto sentimental.

Me dan ganas de escribir tanta poesía
y la lluvia me brinda la melancolía necesaria,
para pensar en ti y el amor que me jurabas,
pero al momento de actuar
sólo me decepcionabas;
al momento de juntar miradas
juntabas tus pestañas;
al momento de unificar voces,
callabas;
a la hora de tocar tus manos
te marchabas;
y a la hora de decir adiós,
ya no estabas conmigo.

     Cada vez que quise ir a por ti, me dejaste a un lado con mil y un excusas. Lo que reflejo aquí, es simplemente que la disposición por parte de esta mujer, jamás estuvo sintonizada a la mía, y cuando me dí cuenta, ya no me pude despedir, pues se había ya ido y quedaba yo solo en una relación turbia y mentirosa: totalmente falsa.

Me dan ganas de escribir tanta poesía,
y dejarla plasmada en un papel, como en antaño.
Inmortalizarla a lápiz, para que en un par de años
pueda revivir los sentimientos que me causas,
pueda sentir mi juventud al leerla
y pueda revivir estas tardes de lluvia.
Quisiera plasmarlas en mi cuaderno con un lápiz,
pero mi mano se cansa entre vuelta y vuelta.
Son ellas las que dejan, dicen algunos,
mi letra sigue viva, aunque mi mano yace muerta.

     Las ganas son claras: escribir. Hace mucho no escribía poemas, mi cuaderno estaba olvidado, y por ello hago énfasis en escribir a lápiz, puesto que este poema lo escribí en un estado de facebook directamente y en seguida lo publiqué. Luego lo transcribí a mano a mi cuaderno, con la pereza que comenzó en este verano, que surgió desde ya con la flojera que me causaba escribir a mano y queda expuesto en que mi mano se cansa entre vueltas que da.

Me dan ganas de escribir tanta poesía
retratando la lluvia que golpea en el cemento,
el deseo de un beso bajo el agua que me moja,
en tono gris, las nubes nos dibujan el amor,
el rojo rubí, tus labios, nos brindan el color
y nuestros corazones juntos, nos brindan el calor.
Nuestras manos apretadas, nuestros labios apegados,
nuestras mentes enredadas, por el amos soñado
con los ojos abiertos, mientras abrazo tu aroma,
mientras despierto y me veo solo, en la lluvia
parado en la soledad, sin más que tu recuerdo,
sin más que un pensamiento,
con cara conocida.
¿Quién eres?, no lo sé, pero pienso en ti a diario,
jamás te conoceré, ni te conocí,
jamás te besé, ni te vi,
alguna vez te hablé, y creo, jamás te oli,
alguna vez te quise, y sé que igual tú a mi.

     En la desesperación por retratar un paisaje próximo y la misma desesperación que me causan los hechos, la rima se extravía y se torna muy floja. Casi ni la encuentro cada vez que lo leo, más ahora que lo transcribo.

Me dan ganas de escribir tanta poesía,
pero si la escribo siento que no lo será.
Sólo escribiré un texto malo en versos,
que mi penosa historia llegue a alguien más
y moleste.
Que alguien pierda su tiempo
leyendo estas imbecilidades,
de mí planeando cosas,
poesía quiero escribir.
De mí escribiendo en versos,
sin nada bueno que decir.
De mí recordando a alguien
que jamás estuvo aquí.
De mí esperando un día
poder conocerte a ti.
De mí, mientras busco papel y lápiz, así
podré escribir poesía, y saciar mis ganas al fin.

     Al fin termino esta pérdida de tiempo para un lector aburrido. Al fin termino una penosa historia, pero hay que agregar algo: es sólo la primera parte. Sí, porque aunque ni yo lo supiera, en unos meses más adelante, se desarrolló un hecho que llevó a la continuación de ésto, pero éso será material de una nueva entrada. Por ahora, sólo quiero escribir tanta poesía, así como la escritora colombiana Marcela Bastrán, quien ya publica su libro de poemas Café y Poesía. Mi cariñoso saludo a ella, y pronto, más tarde que temprano, pero aún así pronto, estará publicándose Un Grito Desesperado, libro que recopile algunas muchas páginas de mi cuadernito de poemas y de notas y escritos que tengo por ahí. Ahora sólo dejar cerrado, esperando seguro que nadie lea ésto, como siempre sucede. Ahora, si usted ha leído ésto, le felicito: ahora conoce una parte de mi vida que nadie conoce.
    
     Gracias Camila por un lindo comienzo de año y por tanta pena, a la que le llamo inspiración poética: alimento de gran parte de mis poemas.

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