Hace días escribí una columna sobre el paro docente y fue compartido en Biobio y recibí bastantes felicitaciones por eso. Gracias a todos.
Intentando conciliar el sueño, escuchando musica y con las ganas de componer una propia canción me pregunto ¿por qué me cuesta tanto la música? Y la respuesta es obvia: porque no sé mucho de música.
Leer música debería ser algo fundamental si quiero dedicarme a la música, o al menos tocar un instrumento. Tal vez me equivoco en eso, pero a lo que quiero ir es que, me puedo quejar de no saber música siendo que desde primero básico vengo teniendo clases de lo mismo, ¿entonces yo estoy mal por no haber aprendido? En parte sí, pero tambien es culpa del sistema educacional.
Música, lamentablemente, junto a otras asignaturas, como artes visuales o tecnología son las asignaturas "menos importantes" y "de relleno", esas que nos ponen para subir los promedios y que no sirven de nada. Eso se refleja en la cantidad de horas que a la semana tenemos de cada asignatura, se refleja en las evaluaciones que se tienen de eso y en los sistemas estandarizados para la medición de estos aprendizajes como sí existen para "los más importantes". Y no digamos que no, si hasta los profesores reconocen que es así y que estas materias no son importantes.
Pero claro que no son importantes, porque en Chile la meta es ser abogado, médico e ingeniero. La PSU es de matemática, lenguaje, ciencias e historia; no hay espacio para las artes, porque no nos servirán de nada. Así nos enseñan inconscientemente desde siempre. Porque dedicarse al arte es morirse de hambre.
Como algunos quieren u otros tienen que ser profesionales, deben ir a la universidad, y en un país en que se cobra por la educación superior y donde la economía se rige por oferta y demanda, me parece que si las matrículas descendieran notoriamente, es decir, la demanda, y estudiaran sólo quienes quieren hacerlo por vocación propia, creo que aumentaría la oferta con aranceles un poco más accesibles. No sé si es correcto, pues no conozco mucho de la materia.
A lo que voy, es que lamentablemente dejamos de lado las cosas que no son fundamentales para la vida individualista que llevamos en nuestra era. No son fundamentales ni necesarias tal vez, pero sirven, y cómo sirven.
El otro día, Alipio Vera entrevistaba luego de 15 años a los ex integrantes de la Orquesta Juvenil o Infantil de Curanilahue (si no me equivoco), en donde los ahora ya adultos, reconocían cómo les sirvió haber pertenecido al mundo de la música, aún sin seguir con la carrera musical actualmente, pero les sirvió para la profesión que ejercen hoy.
Seguramente muchos quisieron seguir y no lo hicieron por ese temor a "morir de hambre". Que es "castrar al joven" como me dijo en una ocasión el gran Héctor Noguera al preguntarle sobre el mismo tabú, pero referido al teatro.
Se ha ido quitando en parte la obligación universitaria con las carreras técnicas, pero aún así no es suficiente. Necesitamos más conservatorios, más academias de teatro, más escuelas de artes.
En un país reconocido por sus poetas y antipoeta incluso, artistas reconocidos de fama internacional, músicos de calidad, pintores de vanguardia, preferimos seguir preparando sólo profesionales de carreras obsoletas con campos laborales acinados. Con más profesionales trabajando como guardias de seguridad por no conseguir empleo en su profesión. De seguro porque lo que estudió no era lo que realmente quería, porque si alguien hace lo que le gusta, de seguro se esforzará por ser el mejor en eso.
Que nos obliguen a estudiar doce años de escolaridad enfocada en su gran mayoría a matemáticas y lenguaje, es una dictadura horrible que "castra" miles de talentos a lo largo del país. Estar obligados a pasar toda nuestra infancia y parte de juventud en una sala de clases aprendiendo cosas que no nos interesan y que seguramente no usaremos jamás en la vida, en vez de aprovechar todas esas millones de horas desperdiciadas en aprender lo que nos interesa.
¿Necesitamos reforma educacional? Claro que sí, pero reformular la educación nacional desde cero. Con una elección a cierta edad de especializarse en lo que al alumno le guste y alentandolo a hacer lo que le gusta, que será lo que lo hará realmente feliz.
Que no será fácil tal vez salir adelante como artista en este país, es verdad, pero tampoco fue fácil para los que lograron llegar lejos, y aún así lo lograron. Y mejor aún, triunfaron.
De a poco hemos ido tomando consciencia del esfuerzo de los deportistas chilenos (que no sean futbolistas) para obtener sus financiamientos y que nos representan brindandonos triunfos y logros. Es divertido que apoyemos tanto a una Selección de Fútbol que acaba de ganar una Copa luego de 120 años sin haber ganado nada, y no apoyar a los representantes en disciplinas donde tenemos como país unas cuantas medallas olímpicas. Irónico para un país donde la mayoría de los hinchas de un equipo de fútbol lo son del que tiene más copas sólo por eso.
De todos modos, creo que hay que cambiar la mentalidad de todo Chile. Yo no aproveché la oportunidad de la música porque era una asignatura "sin importancia" a la hora de estudiar derecho, medicina o que lo haya querido estudiar en ese momento. Ahora que veo cuánto me apasiona la música y si la pienso como opción, veo cuántos años desperdicié sin aprenderla. Ahora vea usted su historia de vida y reemplace la música por aquel sueño frustrado por hacer lo que le sustenta ahora en vez de lo que le apasionaba en su juventud. Sólo como ejercicio emotivo para recordar que usted igual fue un adolescente soñador y quizá también quería cambiar el mundo en busca de una felicidad más global.
Debería ser fácil con la globalización el globalizar la felicidad, pero el individualismo es el impedimento. No podemos ser plenamente felices sabiendo que hay gente que sufre. Dejemos de sufrir elecciones erróneas, decisiones mal tomadas, odio, violencia, pobreza y hambre. Dejemos de sufrir la injusticia.